La canción preferida de... Gabriel Ramírez

by - febrero 17, 2024



Tardé mucho tiempo en poder ver el mar aunque pronto sentí nostalgia por no tenerlo cerca. Joan Manuel Serrat compuso ‘Mediterráneo’ en el exilio, yo crecí rodeado de campos inmensos de color amarillo, espejos en los que el sol se miraba coqueto y aburrido. Era imposible que dos rectas paralelas se cruzasen alguna vez, pero el deseo y la imaginación lo pueden todo, incluso lo imposible.

A principio de los años setenta, escuché la canción porque mi hermano (mucho mayor que yo) nos acercaba a la clandestinidad con libros, discos y panfletos que se llevaban en el bolsillo de trasero de los vaqueros. Y en el mar que aún no conocía jugué por primera vez, me enamoré para siempre, escribí mis peores poemas y pude esconder esa tristeza que solo puede sentir el condenado a no sentir la brisa mediterránea en el rostro.

El mar se convirtió en mi obsesión y ‘Mediterráneo’ en un himno que me protegía de la soledad, del fracaso y de la frustración. Nací en Toledo aunque desde allí pude oler y mojarme con el agua salada del mar más bonito de la Tierra.

La canción de Joan Manuel Serrat está escrita desde las tripas, desde el sentimiento que arraiga en el centro de la existencia, podría acercarse a lo cursi por ello aunque, sin embargo, se queda lejos y crece a salvo de la lágrima fácil, o de la extravagancia del llanto, o de lo fácil que resulta lo bonito y superficial. La canción de Serrat forma parte de la banda sonora de mi vida y se cuela en los mejores momentos, en los peores también. La canción de Serrat es la canción de mi vida porque la convirtió en sueños, en deseos, en ganas de escribir esas cosas que nunca se dicen y solo se pueden pensar o plasmar en una hoja de papel amarillo y con una estilográfica cargada de tinta verde.

G. Ramírez

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