La canción preferida de... María Borrell
No recuerdo la primera vez que la escuché, porque no debí escucharla realmente. Quizás sonara de fondo en alguna fiesta o algún coche de esos en los que me subía con restos del maquillaje de la noche y una sonrisa grande por lo vivido y lo que quedaba por vivir, chapurreando algo de inglés, escondiendo los botellines de cerveza dentro del jersey, sacando los cigarrillos de los pliegues entre mis medias y mis botas negras.
Pero sí recuerdo la primera vez que la escuché
de verdad.
Sonó en los altavoces de mi piso, en el que vivía por aquel entonces, como parte de alguna lista aleatoria. Supe que la había oído antes. Y dejé el ordenador a un lado y la puse una vez, y otra, y otra. Ese día pude escucharla más de treinta veces. Había dejado a mi novio, el primero -y el único en ese momento-. Le había escrito una carta -que nunca mandé- sobre todo aquello que estaba mal, y lo bien que me hacía sentir, y mi egoísmo satisfecho con saber que todas las decisiones podían ser mías; y que él estaría ahí, a pesar de ellas. Creo que al principio nunca entendí de verdad por qué me gustaba tanto.
Pero desde ese día, algo de ella se quedó pegado a mí, como el olor rancio del tabaco, o una pegatina que está vieja pero aguanta el empuje. La escuchaba sola, fumando, escribiendo.
Me gustaba que plantease una duda, que fuese un Do I wanna know? y no un I want to know y punto. Porque, en el fondo, no quiere saberlo. No quiere saber si ella siente lo mismo, si piensa en él, si quiere quedarse, si piensa en llamarle, si le quiere de vuelta. Porque ya lo sabe. Y tiene la dejadez de quien no ama aunque necesita ser amado, de quien sabe que la puerta está abierta y sólo tiene que decidir entrar, o no. Y toda la canción es un enorme vuelvo a ti, porque sé que puedo, a pesar de ti. Y el placer está en esa duda, y en saberse su dueño.
Durante años, tuve alguna época que la pasaba con prisa si sonaba, aunque tampoco sabía bien por qué. Tenía algo oscuro y sentía que me llevaba a eso consigo. Quizás a mi primera relación, o a la persona que fui y que no quería volver a ser.
Hace unos años hice
las paces con ella, hice las paces conmigo, con esa parte de mí. Y la vivo de
otra forma, mientras fumo mis cigarros, a solas, escribiendo. Y me puedo
preguntar do I wanna know, ahora
sabiéndolo.
María Borrell
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