En la 'Breve Historia del Jazz' que se está publicando en Dos minutos, cuarenta segundos y una trompeta se profundizará en la vida y obra de los músicos más importantes del jazz. Pero son muchos más los que hicieron de esta música un icono de la libertad personal y colectiva del ser humano. No podemos olvidarnos de ellos. En esta página tendrán su espacio, por supuesto.
Bessie Smith
Fue la mejor representante del blues clásico. Desde muy joven trabajó en el grupo itinerante de Ma Rainey. Pero pronto superó a su mentora con melodías desconocidas, cantando desde los sótanos de su humanidad y afinando como nadie lo podía hacer. Consolidó la fusión entre música popular y blues. Saltó a la fama con Down Hearted Blues, un disco que vendió más de medio millón de copias. Cantante de voz poderosa, acompañó al blues hasta los grandes escenarios. Sus excesos y una vida desordenada eran reflejo de lo que contaba en sus canciones. Murió en accidente de tráfico en 1937. Tenía 43 años.
Earl Hines
Earl Kenneth Hines llegó a Chicago desde Pensilvania. Con una excelente formación musical, integraba ragtime, blues y stride. Pequeñas carencias armónicas y un sonido algo rudo no ensombrecen un dominio rítmico inigualable y un fraseo exquisito. Hacía desaparecer el swing con la misma facilidad con la que hacía que regresara para amarrarlo al ritmo que persistía. Era un pianista sin miedo alguno. Coincidió en Chicago con Louis Armstrong uniendo su música en el grupo de Dickerson. Earl Hines no suavizó nunca su estilo y es posible que fuera parte del génesis del bop.
G. Ramírez
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