‘Vigil: Conspiración nuclear’: Vivir la mentira sin inmutarnos
La serie no es la mejor de la historia ni es lo más novedoso
que se recuerda. Nada de eso, pero es muy entretenida, mantiene un ritmo
bastante aceptable de principio a fin, despliega una puesta en escena estupenda
y mantiene a los espectadores pegados a la butaca. Los guionistas ponen a funcionar los básicos propios de una trama de intriga y suspense y cada elemento funciona de maravilla, incluso esos finales de capítulo que suelen dirigir la mirada a un sospechoso u otro, son elegantes y, después de ver la serie, el espectador sabe que no le han hecho trampas ni le han despistado con malas artes. Todo lo que viene de las
islas suele llegar revestido de ese buen trabajo actoral y de producción al que
nos tienen acostumbrados desde hace muchos años.
La serie está ambientada a bordo de un submarino nuclear británico
de la clase Trident, es decir, de los que van armados con misiles nucleares y
que se utilizan para advertir al resto de potencias armamentísticas que se
puede liar la marimorena si a uno de ellos se les va la cabeza y decide lanzar
un regalito al contrario. El nombre del buque es ‘HMS Vigil’. Por cierto, no se
rodó ni una sola toma a bordo de un submarino puesto que todo lo que se ve de
lo que sería el interior del buque es un decorado fabricado para la ocasión.
Suranne Jones. / Movistar Plus |
Participan en esta serie algunos actores muy conocidos como,
por ejemplo, Adam James o Shaun Evans, conocido por ser el protagonista de la excelente
serie policíaca ‘Endeavour’, que dan empaque a la serie. En realidad, las
interpretaciones, el vestuario, la música o cualquier otro elemento técnico
están a una gran altura.
Una escena de 'Vigil: Conspiración nuclear'. / Movistar Plus |
Sea como sea, es una serie muy recomendable a pesar de ese
título que habla de ‘conspiración nuclear’ y que apesta a telefilm de sábado
por la tarde. Afortunadamente, nada que ver con ello. Es bueno señalar que los guionistas nos hablan de la mentira en la que vivimos inmersos y en la que se encuentran instalados los Gobiernos del mundo, del miedo que ya es un elemento más de la realidad que nos toca sufrir si no indagamos un poco (sólo un poquito) en esos territorios que nos ofrecen en los telediarios y que tanto nos bloquean.
G. Ramírez
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