La canción preferida de... Helena García
¿Os acordáis de los CDs de
mezclas que grabábamos de adolescentes? Bueno, a algunos esto os parecerá algo
de una galaxia muy lejana y sonreiréis, otros tendréis que leer la frase tres
veces y quizás os acordaréis, y a otros probablemente os suene a marciano y lo
buscaréis. En la pantalla del móvil, os
aparecerá aquella circunferencia plana
similar a las 25 pesetas, perdón, a un donut y quizá os deje más confundidos
todavía.
Lo explico, para los que no lo
sabéis. El CD de mezclas contenía tus
canciones favoritas, pasabas horas descargando, seleccionando, ajustando el
orden, para grabar en aquel circulo tus 15 - 20
artistas preferidos; sí, teníamos que elegir. Cada canción tenía que ser
especial en el momento de crear el CD: era esa fiesta o aquel viaje con amigas,
ese beso, el vestido nuevo con el que bailaste enfrente del espejo, la primera gran
ruptura… Era un mensaje a veces encriptado o a veces no tanto para quien lo
recibía o como dicen los anglosajones a ‘trip
down to memory lane’ para uno mismo.
Ahora que ya lo he explicado, ahí
va una canción de mi CD:
La brisa de verano hace bailar
las monedas de mi bolsillo, recordando el café que, entonces, no nos podíamos
permitir, y que tras aquella noche que terminaba solo un par de horas antes,
tanta falta nos hacía.
Los barcos, durante meses vacíos,
llenan los canales, y si escuchas bien puedes oír la orquesta de botellas de
champán mientras se abren acompañados de aplausos y risas.
Las bicicletas atraviesan el
parque, esta vez sin prisa, al ritmo del
tintineo del contenido de las bolsas
para celebrar este día que invita a ponerse, por fin, esa falda y ese crop top de rayas que tanto me gusta.
Cojo sus gafas de sol, lleno de
humo mis pulmones mientras mi cuerpo se funde con el césped y SOJA nos da un
concierto privado a través de la pantalla rota de su móvil. Cierro los ojos y siento como dos hormigas me
recorren las piernas, están muy blancas, tanto que me recuerdan el tiempo que
llevo lejos de mi Mediterráneo y que es hora de volver y despedirse de esta
utopía llena de tulipanes. Dejo que el
humo recorra mi mente una vez más y esa sensación tan familiar disipe a la señora realidad que lentamente se está
haciendo un hueco y esta vez es para quedarse.
Apoyo la cabeza sobre sus piernas
y le pregunto What are we doing today?
, porque él es de los de por ahí arriba,
me mira y por primera vez esas tres palabras salen de su boca y le beso. Me
encanta cuando sus besos saben a humo, me recuerdan a la noche anterior, a cómo
se nos aceleraba el cuerpo, a cómo la música nos impide movernos de la pista, a
el dolor de los pies cuando encienden las luces de la discoteca, al olor de su
chaqueta que me pasa por los hombros de vuelta a su cama.
Todavía no estoy muy segura de
por qué, pero sé que este beso al ritmo
de SOJA es para el CD. En ese parque, enfrente de ese canal, bajo el sol que se
siente tan distinto al de casa. Las horas largas tras la pantalla no existen
todavía, las facturas son de dos dígitos, no hay proyectos, ni evaluaciones, ni
ascensos, no hay prisa ni hay planes… It’s just you and me, el humo y los
tulipanes.
Helena García
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