‘La voz humana’, ‘Silencio’ y ‘La espera’: Me mato. Me muero. Te mato.
Ermonela Jaho. / Fotografía de Javier del Real |
Un inesperado calor en esta época del año se ha apoderado de Madrid. Los primeros abanicos aparecen en las calles, en los bares y en los parques. Mangas cortas, faldas cortas, pantalones cortos. Y al mismo tiempo, algunos abrigos, jerséis y gorras de tejidos poderosos. Así es la vida. Contraste cuando la cosa no está muy clara, cuando el ser humano se despista.
Tarde especial de ópera en el
Teatro Real de Madrid. Tres piezas: Una tragedia lírica de Francis Poulenc, ‘La
voz humana’; una exploración poética y teatral de Rossy de Palma y Christof Loy,
‘Silencio’; y un monodram de Arnold
Schoenberg, ‘La espera’. Expectación, ganas de ópera y mucho público a pesar de
que las fechas.
Siento especial predilección,
hace muchos años, por Ermonela Jaho. No lo he ocultado nunca aunque tampoco
puedo dejar de señalar aspectos técnicos de su voz que son muy evidentes. La
señora Jaho domina mucho mejor las zonas más altas de su registro que el resto;
y su timbre va perdiendo fuerza y brillantez cuando llega a los medios y
termina en los bajos. Los matices de los personajes, a veces, se pierden por
esa carencia. A pesar de todo, en su conjunto, la voz de esta soprano es
impresionante. Pero eso era un problema de inicio al levantarse el telón para
que se interpretara ‘La voz humana’. La partitura coloca al personaje (no tiene
nombre) en las zonas medias y sólo en tres ocasiones permite que suba a las
zonas más agudas. Ermonela Jaho, gracias a la ayuda del director de escena que
deja semi vacío el escenario, es capaz de moverse con gracia por el escenario
desplegando su arco dramático y maquillando ese pequeño problema vocal; además,
la voz de Ermonela Jaho es maravillosa y, por fin, prevalece lo bello sobre esas
pequeñas cosas que señalaba. La personaje que encarna Jaho escucha una voz sin
poder tocar, besar o mirar a su amado; el amor se convierte en palabras que sin
el calor humano, sin una pizca de amor, pierden sentido y se vacía por los
cuatro costados. Jérémie Rhorer, en la dirección musical, tampoco logra un
punto cálido y casi sensual que es muy necesario en esta pieza y todo queda
algo frío, distante.
Malin Byström. / Fotografía de Javier del Real |
En ‘La espera’, Malin Byström interpreta el papel de una mujer sumida en la oscuridad (la iluminación del escenario se antojaba excesiva cuando en el libreto se aludía a la oscuridad una y otra vez) que no entiende la ausencia del amante. Entre lo onírico y lo obsesivo, la mujer intenta desgranar los aspectos de una realidad en la que falta la explicación a través de la palabra. La cantante está muy bien. Voz robusta, un timbre precioso que se mueve de arriba abajo sin morosidad alguna, y enorme credibilidad interpretativa. La música de Schoenberg busca matices del personaje y explica de maravilla lo que va pasando, lo que va pensando una mujer atrapada por sus sentimientos sin solución de continuidad. Rhorer acierta de pleno, esta vez sí, con su dirección y logra arrancar lo mejor de la Orquesta Titular del Teatro Real de Madrid.
Rossy de Palma. / Fotografía de Javier del Real |
Entre medias, disfrutamos de un monólogo maravilloso de Rossy de Palma que habla de ese amor que tanto añoramos, que tanto detestamos si se convierte en lo contrario de lo que fue, que tanto crece con la palabra y tanto se achica con el silencio, de la autoestima que se desvanece entre tanta falta de amor, y esa muerte en vida que significa un amor no correspondido. La actriz (que ya aparecía en ‘La voz humana’ interpretando el papel de Marthe, un personaje tan discreto como almodovariano que ¡saca la basura a la mujer que está a punto de suicidarse para hacerle un favor¡), la actriz decía, luce un vestido blanco con cola infinita con el que logra cruzar el escenario mientras arranca sonrisas a todos y alguna carcajada a los más dispuestos a dejarse llevar. Incluso canta. Hay que tener mucho valor para cantar en el Teatro Real en estas circunstancias. Encantadora, divertida y tan provocadora como siempre.
Me mato, me muero o te mato, son
tres formas de vivir el amor, tres formas tan antiguas como el ser humano, tres
formas que seguimos intentando comprender y que nos despistan una y otra vez.
Como la ropa en esta época del año. Y es que uno no sabe cómo acertar.
G. Ramírez
23 de marzo de 2024. Teatro Real de Madrid. ‘La voix Humaine’-‘La voz humana’ (música de Francis Poulenc; texto de Jean Cocteau). Ermonela Jaho (Ella), Rossy de Palma (Marthe). ‘Silencio’ de Rossy de Palma y Chirstof Loy (textos de Rossy de Palma y Christof Loy). ‘Erwartung’-‘La espera’, op. 17 (música de Arnold Schoenberg; texto de Marie Pappenheim). Malin Byström (La mujer), Gorka Culebras (El hombre). Orquesta titular del Teatro Real (Sinfónica de Madrid). Director musical: Jérémie Rhorer. Dirección de escena: Christof Loy.
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