Lester Young y Coleman Hawkins: El triunfo del saxo

by - julio 31, 2024

Lester Young.

Bill Russo, músico de jazz y arreglista, utilizaba el término 'atenorizado' para referirse a la música jazz influenciada por el sonido del saxo tenor. Esta marca perduró hasta finales de los años 60. Y el músico culpable de que esto ocurriera fue Lester Young.

Lester 'President' Young marcó el jazz de los años 50 cuando tocaba en la banda de Count Basie. Y eso era en la década de los 30. Tras la irrupción del bebop la influencia de Lester Young resistía y se imponía, de nuevo, en los 50. Algo extraño y muy difícil de conseguir. Si tuviéramos que elegir el momento en el que este músico comenzó a ser importante tendríamos que marcar en el calendario el año 1934, momento en el que sustituyó a otro saxofonista en la orquesta de Fletcher Henderson, llamado Coleman Hawkins.

Hawkins era muy expresivo en su música. Para ello acumulaba un gran número de notas para contar lo que quería. El sonido de su saxo era directo, agresivo si la pieza era rápida; sensual y dulce cuando interpretaba una lenta. Siempre lograba embriagar al público. Young era más cuidadoso a la hora de expresar, se mantenía colocado detrás de esa línea imaginaria que divide el territorio en lo que es zona de amabilidad, tranquilidad y suavidad. Era tan introvertido como Hawkins extrovertido.

Pero sería injusto decir que Hawkins pertenece a la tradición y solo a ella. Del mismo modo que Young vivió la tradición en las calles de Nueva Orleáns, Hawkins fue de los primeros en atreverse a tocar con los jóvenes músicos que daban un paso abanderando el bop. Ambos se encuentran en el centro del jazz y eso significa que participan de lo moderno y de lo tradicional.

Coleman Hawkins encontró un hueco de importancia al saxo tenor dentro de la música jazz. Hasta que él mismo no fue importante su instrumento tampoco lo fue. En 1923, se incorporó a la banda de Henderson. Es posible que fuera el primer solista de la 'Era del Swing'. Y fue uno de los músicos que llegaron pronto a Europa para grabar discos. Alguno de ellos con Django Reinhardt en el año 1935. Hawkins siempre estaba presente en el lugar en el que ocurriesen cosas importantes. Por ejemplo, en 1934, siendo miembro de la banda de Fletcher Henderson, grabó 'Talk of the Town', tal vez la primera balada dentro del jazz, y marcó el camino para recorrer en el futuro. Pero fue en 1939, al grabar 'Body and Soul', cuando el éxito llegó de forma sólida. Al propio Hawkins le pareció sorprendente que el mundo entero se rindiese a sus pies. Decía que no entendía nada de lo que pasaba puesto que él siempre tocaba ese tipo de cosas.

Coleman Hawkins.

Los aficionados al jazz, al pensar en este músico, no pueden evitar escuchar en su cabeza la improvisación que grabó en 1947: 'Picasso'. Cinco minutos sin acompañamiento, música cercana a Bach, sobre la base armónica de 'Body and Soul'.

Hawkins fue el rey del fraseo. Sus frases son, en sí mismas, base suficiente para improvisar. Y sus solos, un conjunto de frases ligadas con agilidad endiablada.

Enfrente de Hawkins encontramos a Lester Young. Enfrente porque, a pesar de ser un referente imprescindible en el jazz, es casi lo contrario a Hawkins. Enfrente porque el universo de Young era un acertijo constante y su música un reflejo de las aristas y de las sombras de una personalidad única.

La sensibilidad de Lester Young la provocaba una percepción intensa de la realidad. Una realidad que formaba un todo y en la que cualquier daño causado era un dolor común.

El lenguaje musical del saxofonista era claro y contundente. Casi se puede entender lo que dice con la música. Presumía de escuchar canciones todo el día y fijarse en las letras para repetir lo mismo con el instrumento. Y el resultado se puede apreciar, con total claridad, en los solos que logró acompañando a Billie Holiday ('Without Your Love' es el mejor de los ejemplos).

En el ejército, Lester Young perdió todo lo que un artista necesita para serlo. Libertad, personalidad, autenticidad. Nada que no le pase a cualquiera, pero Young era un artista con gran lirismo y sensibilidad. Se lo arrancaron y la vida de Young se convirtió en un pequeño desastre emocional constante. Y, por si era poco, todo el mundo le intentaba imitar. A un sujeto tan individualista eso le inquietaba hasta desestabilizarle.

Después de firmar con Granz (Verve) nada fue igual. Aunque el público le adoraba y aplaudía su música como si no hubiera otra (lo peor que podía tocar Young era una joya aunque las había conseguido de muchos más quilates y, además, conservaba intacta su sonoridad; igual que ocurrió con Hawkins) el alcohol y las drogas fueron haciendo su trabajo. Murió en 1959 en el Hotel Alvin de Nueva York.

Howkins y Young siempre estuvieron presentes en la música jazz. Desde los años 30 en los que aparecieron con fuerza no han faltado. Llegado el bop, Young parece desaparecer para que Charlie Parker suene y todos suenen igual que él, pero su estilo vuelve a impregnarlo todo en los años 50 hasta aparecer el hard bop en la que Parker resurge. Entonces es el estilo de Hawkins el que toma protagonismo en la música de Sonny Rollins y los músicos de su escuela. Siempre estuvieron y siempre estarán.

G. Ramírez

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