Festival Internacional Jazz Madrid: Lakecia Benjamin o el vendaval total

by - noviembre 20, 2024

Lakecia Benjamin. / Fotografía © Madrid Destino  Jesús Hellín 3

Desde que el bebop nació como forma de protesta y nueva forma de expresividad del jazz, la evolución de la música se aceleró porque esa especie de revolución de los instrumentos, bien influyó directamente en otras músicas, bien produjo un contagio de las periferias que hicieron saltar por los aires normas que parecían eternas en la música. Y, desde aquel tiempo, no todo el mundo ha sido capaz de entender el jazz. Si los códigos conocidos se diluyen la cosa se complica para los que no quieren hacer esfuerzos y tienden a conformarse con lo de siempre. El problema sigue vivo. Y, por esta razón, una música como la que hace Lakecia Benjamin, siendo extraordinaria, no termina de ser atractiva para un tipo de público. Media entrada como mucho.

Lakecia Benjamin es, en sí misma, un espectáculo total. Carácter chispeante y agradable a partes iguales, actitud arrolladora sobre el escenario que parece quedarse pequeño con tanto talento encima. Reivindicativa respecto al papel de la mujer (en el jazz, desde luego aunque, sin duda, en el resto de los ámbitos también), entregada al público desde el primer compás, y, sobre todo, tocando el saxo, un instrumento que pegado a sus larguísimos dedos parece haber llegado al mundo con ella. El concierto de ayer en el ‘Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa’ fue espectacular gracias a esta mujer y a los músicos que le acompañan. Porque Zaccal Curtis al piano, Elias Bailey en el contrabajo, y el baterista E.J. Strickland, dieron un recital de virtuosismo con sus instrumentos. Los tres son rapidísimos haciendo música; y no solo me refiero a la velocidad de las manos sobre el teclado, sobre las cuerdas o con las baquetas, que también, sino por una rapidez de ideas que deja atónito al que escucha. Los solos del pianista fueron descomunales y casi quirúrgicos; los solos del baterista exactos y de una brillantez exquisita. El que quedó inédito en este sentido fue Bailey, un contrabajista de enorme categoría; un músico que aguanta la base rítmica en cada tema con una robustez brutal. Es de los que no fallan una nota. Por supuesto, la compañía como bracero de E.J. Strickland es garantía de solvencia.

Lakecia Benjamin. / Fotografía © Madrid Destino  Jesús Hellín 3

Lakecia Benjamin es tan rápida de ideas como el resto de su banda; y tocando el saxo desborda todas las expectativas posibles. Toca y suena John Coltrane, Y suena Ornette Coleman. Y resuena en cada compás la música de Charlie Parker. Eso sí, suenan envueltos por una personalidad arrolladora de una mujer que lleva muchos años ya trazando un camino envidiable en el universo jazzístico mundial; un camino dibujado con un fraseo original que busca, en todo momento, un desahogo creativo y una clara eliminación de opacidad en la expresividad. Funk, bebop, rock o hip hop, se funden con el jazz más clásico para servir de amalgama en una música desbordante en su intensidad y envolvente por su contundencia. A este nivel, no creo que se puedan encontrar más de cuatro o cinco artistas. La descomunal exhibición que dio Lakecia Benjamin sobre las tablas del Fernán Gómez fue brutal, explosiva y demoledora con cualquier prejuicio que alguien tenga respecto al jazz moderno.

Lakecia Benjamin, junto al baterista, puso la platea del revés interpretando ‘My Favorite things’ (Oscar Hammerstein II y Richard Rodgers). Su capacidad pulmonar ya les digo yo que no es normal. Entusiasmaron al personal ‘Trane’, ‘Mercy’ y ‘Moods’, temas compuestas por ella misma. Gustaron muchísimo el resto. Personalmente, me pareció estupenda la versión de ‘Cissy Strut’ (The Meters), aunque estuve del revés, entusiasmado y muy entretenido como todo el mundo y en los mismos momentos.

Desde luego, la presencia de esta mujer en el Festival Internacional de Jazz de Madrid es todo un lujo, y el lustre que aporta al conjunto no es cosa menor.  Fantástico concierto. Inexplicable que los aficionados no acudieran a la llamada del buen jazz y la platea se quedara a mitad de capacidad.

G. Ramírez

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