Tía Juana la del Pipa y 'La Macanita' o el refugio contra el frío
Tía Juana la del Pipa y Tomasa Guerrero; a la guitarra Manuel Valencia © Elvira Megías |
Con el frío intenso instalado en
la ciudad, los aficionados madrileños al flamenco teníamos un refugio asegurado
en el Auditorio Nacional. Y es que, dentro del ciclo ‘Andalucía Flamenca’, el
Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) tenía programado un concierto
atractivo y muy esperado. Tía Juana la
del Pipa, Tomasa Guerrero ‘La Macanita’ y el guitarrista Manuel Valencia, iban
a dar cobijo a un aforo completo que, puntual, se mostraba ansioso por escuchar
‘Barrio de Santiago’ (así han llamado el concierto). Las entradas estaban agotadas desde muchos días antes.
Manuel Valencia es un viejo conocido en Madrid. Recuerdo el concierto de Jesús Méndez -en este mismo escenario- en el que el guitarrista dejó bien claro que su técnica es envidiable y su duende está pegado a cada cuerda del instrumento. Esta vez, estuvo muy bien durante todo el concierto, dando el aire que necesita para cantar a ‘La Macanita', acompañando con su toque envuelto en pura seda a Tía Juana la del Pipa. Hay que señalar que algún asistente al concierto pidió en un par de ocasiones que el ingeniero de sonido elevase el volumen de la guitarra de Manuel Valencia. Es cierto que la guitarra sonaba un poco por debajo incluso de las dos palmeras, pero es que se trataba de buscar un sonido natural y para conseguir ese efecto uno de los peligros es que el instrumento parezca quedar en un lugar de menos empaque que el preciso. En realidad, tampoco fue un problema aunque algo de razón tenía ese aficionado que pedía rectificar el diseño de sonido. Dejó dos piezas en solitario, al comenzar el concierto, tarantos y algo que no alcanzo a fijar en un palo concreto, que sirvieron para dibujar un clima propicio.
Tras esas dos piezas interpretadas por
Manuel Valencia de forma primorosa, Tomasa Guerrero subió a las tablas del
Auditorio Nacional para dejar patente que si alguien quiere saber qué es una
soleá y cómo se canta, está obligado a escuchar a esta jerezana. Hace unos
años, tuve el privilegio de charlar con Tomasa y una de las cosas que me dijo
fue que 'hay quien cree que esto va de subirse a un escenario y ponerse a
cantar. Y es mentira. Hay que saber sentarse, ponerse como es debido. Todo
tiene sus secretos'. Qué razón tenía al decirlo y qué bien sabe plantarse sobre
las tablas. Comenzó con una discreta malagueña. Dedicó una bulería por soleá a Eduardo Serrano Iglesias 'El Güito',
bailaor que murió hace unos días y Tomasa cantó encontrando giros y quiebros en
la voz que solo ella es capaz de hacer suyos. Con las segurillas estuvo igual de
bien. Espléndida ‘La Macanita’.
Tía Juana la del Pipa © Elvira Megías |
Era el turno de Juana Fernández, una mujer que a sus setenta y siete años parece incombustible. Siempre que la escucho cantar y la veo moverse por el escenario pienso que es la reina de este negocio que llamamos cante flamenco. Con la esencia jerezana a cuestas, Tía Juana la del Pipa cantó con un quejío y una jondura que tiraba de espaldas, con mucha verdad. Esta mujer, además, llena el escenario según aparece. Vestida de blanco (solo unos lunares negros en el pañuelo) parecía levitar sobre las notas que Manuel Valencia arrancaba de su guitarra. Bularía por soleá, fandangos... todo espléndido.
El Centro Nacional de Difusión
Musical (CNDM) vuelve a acertar en su programación y consolida otro de sus
ciclos que suma éxito tras éxito.
Al salir, el frío seguía anclado
a la ciudad aunque el rescoldo del buen flamenco ayudaba a resistir una
temperatura que invitaba a refugiarse en casa.
G. Ramírez
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