El lector del tren de las 6.27
Un hombre lee en voz alta, cada mañana, páginas sueltas. Lo hace sentado en un vagón del tren que le lleva a la ciudad. Como a todos los que comparten con él el medio de transporte. Van a ocupar su puesto de trabajo. Son personas normales que hacen cosas normales, que guardan secretos normales y que, por ello, son extraordinarias.
Jean-Paul Didierlaurent firma este libro lleno de sorpresas y de amor por la literatura. Ya había destacado con sus relatos breves y no oculta en su escritura que se maneja con mayor soltura en las distancias cortas. De hecho, aunque la apariencia de El lector del tren de las 6.27 es el de una novela, en realidad es un grupo de relatos que el autor logra unir con gracia aunque sin poder ocultar que el recorrido de sus personajes y de las distintas tramas es limitado y, por tanto, tiene que buscar fórmulas para que progresen pareciendo que suman buscando un resultado único y extenso.
En cualquier caso, la novela se lee bien y en algunos tramos encontramos literatura de buena calidad cargada de una finísima ironía que convierte la lectura en algo gratificante.
El asunto que ataca Didierlaurent es muy simple: lo que llamamos normal puede ser extraordinario. Como ven nada del otro mundo. Pero es algo que nos gusta pensar a todos como cierto y, así, el atractivo aumenta.
Tipo de lectura: Muy agradable
Tipo de lector: El que quiere confirmar que el mundo es de todos
Argumento: La máquina que mueve el mundo es la normalidad
Personajes: Amables, entrañables
¿Dónde puede leerse?: Viajando en el cercanías, claro.
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