El renacimiento del power pop
Hace menos de seis años, allá por el 2008, Maryland era un grupo de música formado por cuatro amigos que se encerraban a tocar en un local de ensayo, que formaba parte de una red puesta en marcha en varias ciudades de la comunidad autónoma de Galicia. La sede de estos cuatro músicos era Vigo, ciudad natal de los mismos. Por entonces, la fuerza de sus guitarras y la sencillez y el atractivo de sus melodías llamaban la atención, pero no era lo único que parecía hacerlos sobresalir por encima de otros grupos noveles. En la definición de su estilo musical, etiquetado por los propios componentes, se podía leer a menudo power pop. Un término del que renegaron muchas de las bandas que terminaron siendo adheridas al mismo. Tal vez por su sonoridad demasiado surfera, tal vez por la aspiración de esos conjuntos a ser relacionados con otros géneros alternativos de la música. No obstante, fue Pete Townshend, miembro de The Who, el primero en hacer uso de la expresión para referirse al estilo de su propio grupo. El caso es que Maryland nunca renegó de sus propias raíces, ni camufló las sensaciones que pretendía transmitir, fuese metido en un estudio de grabación, fuese sobre un escenario.
Hoy Maryland es un grupo cuyas giras constan de paradas en muchas y diversas ciudades de la geografía española. Desde 2008, su discografía cuenta ya con tres trabajos, algo que llama mucho la atención en su corta pero intensa biografía. Ha formado parte del cartel de festivales de prestigio y reconocimiento (Primavera Sound, VigoTransforma o MusicWay), ha llenado varios locales emblemáticos para el buen aficionado de la música en vivo (sala Capitol, en Santiago de Compostela; sala Caracol, en Madrid; o sala Sidecar, en Barcelona), y ha contado con la colaboración y producción de artistas como Jaime García Soriano (Sexy Sadie y Sr. Nadie). Además, Maryland ha demostrado contar con una característica importante, aparte de tener un gancho con el público que ha allanado su creciente carrera: versatilidad. Sin renunciar a la premisa clara del power pop, ha tomado decisiones que en el ámbito de las bandas musicales se tornan a veces complicadas e, incluso, peligrosas. La formación actual no es la misma que la inicial; de hecho, se ha ampliado a cinco miembros, lo que se traduce en el aumento de recursos de la banda en sus trabajos de estudio y, sobre todo, en sus directos. Ha sabido añadir teclados a sus composiciones, de una manera en que sus seguidores no han repudiado el cambio, ni han sentido traicionadas las raíces primarias del conjunto. Y no ha sido ese el único cambio arriesgado. Sus dos primeros discos contaban con letras exclusivamente en inglés, una característica de esencia respecto a su música. Su último trabajo, Los Años Muertos, se compone de trece temas, íntegramente en castellano. Y la musicalidad de Maryland, su naturaleza y pretensiones, han logrado permanecer intactas.
Dentro de la amplia gama de nombres que ampara el término power pop, uno de los más destacados a nivel internacional en cuanto a bandas contemporáneas es el de Nada Surf. La agrupación, de origen neoyorquino, ha llegado a formar parte de la banda sonora de series tan reconocidas por el espectador joven (y no tan joven) como One Tree Hill. Y esta misma banda ha fichado recientemente por el sello discográfico Ernie Producciones; el mismo sello que Maryland. Esto refleja el ascenso que ha vivido el grupo vigués, que en tan solo seis años de vida y carrera, se ve compartiendo productora con una reconocida banda estadounidense con más de veinte años de trayectoria a sus espaldas. Y las circunstancias sirven, además, para confirmar que el power pop, a pesar de las críticas o rechazos que ha recibido por parte de quienes se sienten más puristas respecto a géneros y estilos musicales, sigue reclamando un puesto importante en el panorama musical. Tanto en el nacional como en el internacional. La escalada vertiginosa de Maryland es solo una muestra del atractivo de sus composiciones, de la descarga enérgica de sus integrantes sobre el escenario, con guitarras distorsionadas donde las quintas y las octavas siempre tienen lugar. Donde las melodías pegadizas, con fuerza y a la vez nostálgicas, se quedan dando vueltas en la mente de quien ejerce de público. Es por eso que Maryland, Nada Surf, o muchos otros que reconocen sin miramientos pertenecer al susodicho estilo musical acaparan los carteles de multitud de festivales y cuelgan el agradecido cartel de “Sold out” en las salas donde retumban sus temas. Temas que resulta prácticamente imposible escuchar sin mover el cuerpo, sin dejarse llevar.
El 17 de mayo Maryland estará presentando Los Años Muertos en la sala Fun Club, de Sevilla. Lo hará bajo su constante promesa: la de hacer moverse a todos quienes formen parte del público. Y, como característica de esta última gira, facilitándole la tarea al personal que antes se veía en problemas con el idioma anglosajón. Ahora ya no quedan excusas para no corear sus letras. Ya no hay excusas para disfrutar del power pop más cercano.
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