Oysia: des-ocultar el cuerpo

Paisaje lunar

El Espacio GB (Facultad de Bellas Artes, Sevilla) inauguró el pasado jueves la primera muestra individual de la artista Mar Gascó (Tenerife, 1988), Oysia, un proyecto que nace del interés por explorar el cuerpo propio y los propios sucesos, pero que termina involucrado en la mirada, distante y analítica, que la ciencia arroja sobre el mismo. La exposición podrá visitarse hasta el 17 de Abril.

En las dos últimas décadas el arte se ha abierto, definitivamente, a todo el presente que lo rodea, absorbiendo cualquier transformación en las dinámicas sociales y existenciales así como los continuos cambios tecnológicos; persiguiendo, incluso, formas de intuir el futuro de forma similar a como lo hace la ciencia, con la que tiene una cada vez mas estrecha relación. La obra de Mar Gascó, como la de otros artistas coetáneos, se nutre de procesos científicos y plásticos en la misma medida, forjando desde esta hibridación un discurso sobre la propia identidad y el cuerpo como su más palpable manifestación. Un cuerpo cuestionado y repleto de yoes, mutable y nunca definido, aunque indisolublemente unido a la experiencia vital y sumergido en sus propios mecanismos biológicos, a menudo desconocidos y desconcertantes.

La obsesión por lo corporal en Gascó nace de su propia biografía, marcada tanto por el trauma físico y psicológico, como por un ciclo vital entre pasillos de hospital y operaciones de cirugía estética. Nace del contacto directo con el bisturí y los laboratorios, de la percepción sobre su cuerpo como algo extraño y modificable. Una forma de observarse que recrea el acontecimiento íntimo y personal, pero bañado por la fría luz que encontramos entre las blancas paredes de una consulta médica. De la misma forma, sus complicados procesos artísticos, que a menudo necesitan de infraestructura científica, parten de una visión tan analítica como poética, y sus obras, finalmente, poseen una misma carga de realidad y de ficción, haciendo convivir la certeza científica con una irreal percepción de sí misma, nutrida de vivencias individuales, arquetipos socialmente definidos y narrativas e imaginarios de todo tipo.

Es este último aspecto el que otorga una fuerza especial al trabajo de la artista y lo aleja, tanto de la recurrente aproximación angustiosa al trauma biográfico, como de una perspectiva de género (que si bien podemos intuir en las piezas mas tempranas, se esfuma a medida que la artista se interesa más por el interior que por la superficie corporal, por aquello que nos resulta extraño que por lo genérica o sexualmente definido): me refiero a un distanciamiento, frío y puntilloso como el ojo frente al microscopio, que evita acertadamente el recorrido confesional por las propias vivencias, o el paseo documental por las vicisitudes de nuestro organismo, para recorrer caminos subjetivos ligados a imaginarios personales y universales, que otorgan capas ficcionales a la mirada de sí, y que convierten, por ejemplo, imperfecciones de la piel en cartografías del espacio exterior o su propio pecho en imágenes que parecen retransmitidas por la NASA.

Oysia recoge un conjunto de piezas realizadas desde 2012, que dejan patente la temprana madurez de una artista capaz de hacer suya cualquier técnica (fotografía, grabado, escultura orgánica, vídeo…) o proceso en pos de un acercamiento meticuloso a sus experiencias, capaz de diseccionar y hacer palpables ensoñaciones anatómicas y biológicas. Cada pieza de esta muestra parece la puesta en marcha de un anhelo por afirmarse en un mundo de jerga incomprensible e instrumentos y maquinaria nada cotidianos, que esconde territorios por descubrir para cada uno de nosotros y que, en la artista, pasa a ser objeto de encantamiento ante las nuevas perspectivas que arrojan sobre su experiencia corporal.

Sakura

Para Gascó, la necesidad de autoconocimiento convive con la mirada de un Autre del que nos separa la fina capa de látex de sus guantes, que puede ser incluso la mirada precisa e inhumana de una máquina. Paisaje Lunar, por ejemplo, se compone de un video y una serie de fotograbados, y resulta de una fascinante analogía entre los perfiles lunares y las ecografías de un pecho operado, conectando dos elementos vinculados a la feminidad en el plano físico y el simbólico, conectando el cuerpo con un mundo tan lejano y poco transitado como el astro que nos orbita, y proyectándolo sobre el vacio del cosmos.

De forma similar, la serie Biopsy muestra un extrañamiento de la mirada hacia el interior de nuestro organismo, imaginado como un cúmulo de flores disecadas en pequeñas piezas escultóricas, de indudable belleza plástica, que semejan una flora de apariencia extraña e incluso alienígena. Un viaje que se repite literalmente en Intestinal, videoinstalación que simula recorrer el interior de nuestro organismo, proyectándolo como lugar desconocido, grutas de un mundo extraterrestre en las entrañas de la propia artista.

Oysia es una exposición surgida de instantes íntimos y largos procesos de creación, de un caudal de experiencias y conceptos que encuentra en lo multidisciplinar la única forma posible de hacernos participe en cada acontecimiento y vivirlo bajo la poética precisa. Un acercamiento sensible a los procesos clínicos que bascula entre la introspección emocional y la (ciencia) ficción con la que nos percibimos bajo el análisis médico. Sumergirnos en esta muestra es sumergirnos en la propia Mar Gascó, pero solo para ratificar una experiencia propia, la de sentirnos tan conectados como alejados de nuestros cuerpos, identidades y sucesos.