Personal & político
Aurora Luque (Almería, 1962) es una de las voces indiscutibles de la poesía española contemporánea. Ahora que se abrió un debate, un tanto extraño, en torno a la poesía escrita por mujeres, que la prestigiosa colección Vandalia traiga a manos del lector Personal & político (Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2015) es un buen argumento para no debatir más, sino para afirmar, sin duda alguna, que mucha de la mejor poesía escrita en las diversas lenguas peninsulares suena hoy con voz de mujer.
No seguiré en la defensa de lo obvio, pues merece la pena que nos centremos en el último poemario de Aurora Luque, donde esplende sobre la superficie de lo cotidiano la hondura de su discurso clásico, forjado entre antiguos y modernos, que huele a Mediterráneo, a Safo, a Hölderlin, a Juan Ramón, a Cernuda, a Caballero Bonald, a Anne Carson… y a viñas soleadas. Pero aquí, en Personal & político, el lema feminista (“todo lo personal es político”) que se toma como punto de partida, inspira una colección en la que la poeta busca el mito y la trascendencia en la vida humilde de cada día. El poemario se divide en dos secciones, “Cuaderno del sureste” y “Cuaderno vieja América”, nutridas de la propia experiencia vital de la autora; dicho sea esto con toda la reserva necesaria, pues el discurso lírico es siempre un discurso de ficción: la verdad de lo poético no se halla en la anécdota, ni en el episodio más o menos autobiográfico que sirve de espoleta a la escritura, sino en la (re)creación del mundo a través de la palabra.
Así, en estos dos cuadernos de viaje, lo mismo salta el recuerdo del desierto almeriense de su infancia al contemplar unas fotografías, que se reflexiona sobre el falso realismo del cine comercial y la verdadera realidad de Ulises, de Orfeo, de Fedra, de Ariadna o de la Helena por la que ardió Troya. Los mitos contemporáneos caen ante el hambre de un niño que “no salva el amor como en el cine”, la muerte de Platón la celebran los estudiantes de “botellona”, el sabor de la amistad, la vejez mirada con el respeto que merece un buen coñac, el deseo que nunca cesa de buscar, las canciones de la caboverdiana Cesária Évora, la angostura de los tuits y la delicadeza del haiku, el parto (“¿era multiplicarse o dividirse?”) acompañado por la poesía, los anuncios de cacao soluble, el mar color de vino de Estrabón y un selfie en Nochevieja, Emily Dickinson y el oloroso de Jerez.
La materia poética de Personal & político es la conexión siempre fecunda entre la literatura y la vida, entre la inagotable lección de los clásicos griegos y el sonido de la televisión encendida, las lecturas de los escritores amigos y el placer de la conversa, del baño en el mar, el recuerdo del paisaje de la infancia, las redes sociales y el amor, la reescritura del carpe diem, la serena evocación del tiempo pasado y la gozosa celebración del mundo. No queda en estos poemas, casi siempre construidos a partir de un pequeño relato cotidiano, cosa que no se trate con la política poética. En sentido ciudadano, política del vivir junto a los otros, que siempre están presentes en una poesía donde la subjetividad del yo lírico se abre al diálogo con una realidad, habitada por mujeres y hombres vivos en la carne o vivos en la obra de arte, que toca de lleno a Aurora Luque. La familia y los amigos, los parientes, los estudiantes, la literatura. No se distingue entre escritura literaria y escritura de la vida, porque la poesía para Aurora Luque es una manera de vivir, su pan de cada día se lo gana enseñando lenguas clásicas a adolescentes presos en un selfie, su poesía huele al pan recién horneado que nos alimenta a los demás. Aurora Luque: “El nombre de las cosas fue cosa de las musas / y la musa era el vértigo de quien miraba al cielo / y se sentó a cantarlo / al lado de un amigo” o algo Personal & político.
Calificación: Políticamente poético y muy bueno.
Tipo de lectura: Clasicismo contemporáneo.
Tipo de lector: El que gusta de la alta poesía en voz de altas mujeres.
¿Dónde puede leerse?: En el verano andaluz.
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