SEIS TUMBAS EN MUNICH
Escrita en su día bajo el seudónimo de Mario Cleri (Mario Puzo), el especialista en la Mafia desde que escribiese tanto la novela como el guión de El padrino, nos sitúa en la mente intrépida y vengativa de Mike Rogan, una suerte de matemático superdotado que trabaja descifrando mensajes de los países aliados a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. El desembarco de Normandía no juega a su favor, como tampoco lo hace la implantación del Telón de Acero en una Alemania devastada que intenta buscar culpables donde no los hay.
Rozando la objetividad en el punto de vista, pero sin perder al personaje más en su periplo por la justicia (omertá) que por la supervivencia, la mayor parte del texto trata de mostrarnos cómo la inteligencia entendida como habilidad para respondernos sobre nuestros propios problemas, puede ser nuestro peor aliado. Somos pozos sin fondo y ya no sólo el tránsito a la locura nos hace diferentes por más insondables, también lo hace el sexo desde el que Rogan se rehabilita, primero pagando, luego buscando la coartada de sus dos primeras víctimas en un bar con su silencioso revolver Walther; la de los dos siguientes inyectando gas a otros tantos sicarios, aquellos que intentaron hacerle desaparecer sin éxito.
Para todo lector que se precie, queda en la mente la ineludible elipsis de diez años que Puzo realiza; una elipsis que permite la reconstrucción de su cuerpo, así como el hecho de poder emplearse en una oficina realizando tareas administrativas que pasan por su perfil y le hacen menos peligroso a la vista.
La obsesión del autor por la Mafia hace que se recree un pasaje en Sicilia junto a Guido, que lo mismo podría pasar por poderoso caballiere que por cómplice del nazismo; como lo es el aparente probo juez, que condenó en su día a Mike a los bajos fondos, sospechamos que como animal de mármol que no se fía ni de su sombra.
Nos viene a la mente el relato de Tobías Wolff, Una bala en la cabeza para entender a Rogan, pero a la vez sabemos que la novela es Mario Puzo en estado puro, sobre todo por sus personajes insólitos y con tendencia a propiciar el apocalipsis u horror con más facilidad de lo que parece. Siempre en la cuerda floja.
El perfil adusto y seco de Rogan se caracterizará más por elementos de rabia, a raíz de la muerte de la bondad con Christine, sus atribulados intentos de búsqueda de sexo en garitos olvidados de Munich y su affaire con Rosalie, llegándose a mezclar lo personal con lo profesional de una manera tan unívoca como sólo los maestros saben hacer.
Calificación: Brutal.
Tipo de lectura: Exige más concentración de lo que en un principio parece.
Tipo de lector: Cualquiera.
Argumento: La venganza tras una guerra.
Personajes: Rotundos.
¿Dónde leerlo?: Cerca de algún garito de mala reputación.
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