Spokon, la superación mediante el deporte
La variedad y la interconexión de los géneros manga solo se puede comparar con las que existen en el cine, pero los dibujos presentan además la excepcionalidad de dirigirse sin complejos a las grandes minorías; eso los enriquece y da mucha libertad a los creadores. El bajo coste de los tebeos, con ediciones sencillas y baratas, así como las tiras intercaladas en revistas de entretenimiento son bazas estratégicas en la promoción y la evolución del manga en su país de origen.
Como todas las sociedades evolucionadas, los japoneses son muy aficionados a los deportes. Además de competiciones clásicas como el sumo, el kyudo, el kendo y otras artes marciales, el beisbol goza de gran popularidad -tras ser introducido por los americanos durante la Restauración Meiji- lo mismo que el fútbol o el automovilismo. El país ha organizado destacados juegos de invierno y la capital está planeando su segunda olimpiada. Es el marco ideal para que el manga deportivo -conocido como spokon– florezca, y sea un sector fácilmente exportable a otras culturas con las que comparte intereses similares. Estos comics deben entenderse siempre en una trama de superación personal, están protagonizados por jóvenes e intercalados de romances. Su ambientación en los medios urbanos más humildes, donde los logros se consiguen a través de la voluntad y el sacrificio, los arraigan entre las clases trabajadoras que se sienten cercanas a sus peripecias. Se da la curiosidad de que los avatares de algunos deportistas han aparecido dibujados en la ficción.
Es curioso y muy gratificante que los editores españoles estén licenciando gran variedad de disciplinas para intentar llegar a un amplio público, tanto masculino como femenino. Es de ley destacar en primer lugar Real, de Takehiko Inoue, editado por Ivrea, entre cuyos roles están dos jóvenes discapacitados que juegan al baloncesto en silla de ruedas y que se verán ayudados por otro muchacho en un intento de deshacerse del remordimiento por un accidente del que se siente responsable; una temática profundamente social, concienciada y solidaria. Dedicado al mismo deporte y del mismo autor, en Slam Dunk será Sakuragi, un adolescente pandillero, el que consiga la redención mediante el baloncesto, en búsqueda de la definitiva conquista amorosa. La liga intergaláctica se juega solo entre extraterrestres en las postrimerías del siglo XXI, cuando un muchacho se ve obligado a formar un equipo de seres humanos para entrar en la competición; Buzzer Beater –también de Inoue- solo se puede encontrar de momento en inglés.
Como no podía ser de otra manera, el fútbol ocupa un lugar destacado en el spokon traducido. Interesa en nuestro país, pero quizás el hecho de que no aparezcan en él las camisetas emblemáticas con las que los aficionados sufren y disfrutan cada semana en los campos lo aleja un poco de los circuitos de la hinchada. Inazuma Eleven –Once relámpagos– es más conocida a través de las consolas y de la televisión, está destinada a un público infantil –kodomo-; se centra en historias de competiciones y torneos, e incluye la aparición en su segunda serie de una incipiente estrella del balón; es una buena opción para iniciar en la lectura y los valores deportivos a los más jóvenes, porque está centrada en el mérito del liderazgo y el trabajo colectivo. Los adolescentes se darán cuenta de que la pasión por el juego y los altibajos en la consecución de una meta, mezclados con una trama romántica, son los mimbres de Hungry Heart. La Asociación de Fútbol de Japón apoyó, por los ideales que defiende, a Captain Tsubasa, conocida en España como Campeones, que relata las aventuras del protagonista Oliver Atom y su equipo, desde la infancia hasta que llegan a formar parte de la selección nacional. De un grupo de perdedores surge Supergol (Gangbare! Kickers), un colectivo a la búsqueda de un líder que aparecerá providencialmente.
Habrá quien prefiera acercarse a otros deportes a los que tenemos menos afición. El béisbol es el más popular en Japón y sus equipos han ganado en dos ocasiones el Clásico Mundial, un porcentaje de los jugadores es de origen extranjero, es pues uno de los escasos colectivos que ofrece el valor añadido de la diversidad en una sociedad homogénea como la nipona. Bateadores va de eso, e incluye un triángulo amoroso, con la inquietante duplicidad de personalidades de los gemelos Tatsuya.
En Happy, una adolescente hará del tenis la meta de su vida para conseguir el dinero que precisa para salvar a su hermano mayor perseguido por unos chantajistas. El deporte se convierte así en una catarsis positiva frente a las adversidades de la vida. Su autor Naoki Urasawa es uno de los más célebres mangakas de Japón y nos muestra con realismo los claroscuros de una sociedad compleja.
De la aspiración del manga a reflejar las múltiples peculiaridades de la sociedad surge Air Gear, una historia de tribus urbanas articuladas por una pasión común, el patinaje extremo. De nuevo es un huérfano su protagonista, Baby Face Ikki, el que descubre el mundo mágico de los patines motorizados y con ellos intenta conseguir los sueños de todo adolescente: el liderazgo de grupo, la especialización en prácticas arriesgadas en competencia con las pandillas rivales, y la adquisición de conocimientos sobre un mundo hermético gobernado por senderos, vías de iniciación que subliman la batalla deportiva con reminiscencias de las enseñanzas de las religiones orientales. Es la búsqueda del misticismo en la dura realidad de las calles.
El atletismo está como trasfondo en Q & A, de la misma autora de Bateadores, Mitsuru Adachi. Es una de los grandes y sus trabajos superan los doscientos millones de ejemplares vendidos. Intenta huir de los tópicos en esta serie breve con una historia abierta, tensión romántica no resuelta y la presencia fantasmal de un hermano desaparecido.
Es tan lógico que las artes marciales reinen en el dibujo -lo hacen en la afición de los nipones- como que ese no sea uno de los temas favoritos para la importación, aun así podemos gozar de intensos episodios en Cinturón Negro, Yawara! que solo se ha traducido al catalán, quizás porque la meta de su protagonista, una chica que aborrece el judo y que solo persiste en esa disciplina presionada por su abuelo, es conseguir una medalla de oro en la Olimpiada de Barcelona 1992. Battle Club presenta un diferencial que para algunos puede ser un valor añadido, sexo y erotismo en una historia de teenagers aficionados a la lucha libre y empeñados en la inevitable tarea de convertirse en adultos; este cómic da voz a una lesbiana y a un personaje travestido en capitana del equipo, en un manga de gran éxito y abundante fanservice, esos extras que buscan en cada lector un interés adicional por encima de la trama. Musculman es un superhéroe de la lucha libre venido de otro planeta que saca sus energías del gyudon (bol de ternera) en una comedia enloquecida cuya secuela en anime ha sido censurada en algunos países como Francia por su violencia, aunque ha sido emitida en nuestro país por TV3 y Canal 9.
Boxeo, natación, kendo, salto de altura, ciclismo o mountain-bike, pingpong y voleibol. Spokon es una contracción de supotsu konjo que significa coraje deportivo. Además de cuantas disciplinas se puedan imaginar, hay mangas en los que aparecen algunas inventadas, pertenecientes al terreno de la ciencia ficción -como el BBF de Basquash! en el que participan mecha– mientras que otras surgen incidentalmente en géneros ajenos. Hay que destacar que muchos de los equipos deportivos de la ficción sean femeninos. La mecánica de algunos juegos de mesa, como el majong o el go, no los adscribe al género pues tienen el suyo propio.
LOS AUTOS LOCOS
Los deportes motorizados tienen la enjundia de una subcategoría, no han aterrizado aun en España, pero son muy populares entre los italianos, grandes aficionados a los coches de carreras. Destacan en este género el longevo Superauto Mach 5 -de 1966- cuyo protagonista lucha contra las mafias de las carreras amañadas y pondrá su vida en peligro por ello. Supercar Gattinger es un vehículo de energía solar que emprende una carrera desenfrenada a través del mundo oponiéndose a los maléficos Diablos Negros. Es posterior en Italia la publicación de F – motor en la pista, Inicial D sobre carreras clandestinas; o de Capeta, centrado en el mundo de los karts.En Akira –que sí existe en castellano- son las motos las protagonistas de una historia apocalíptica que se desarrolla en Neo-Tokio, una megápolis postnuclear gobernada por una tiranía, en la que se enfrentan entre sí unas pandillas de niños con poderes psíquicos. La película basada en este manga fue decisiva para la expansión del anime en Occidente.
El impacto de la ficción es tan importante en Japón que las autoridades llegaron a solicitar en 2014 el auxilio de las moteras virtuales de Bakuon!!! en una campaña de concienciación de la policía de Tokio para la seguridad vial; prototipos de esta serie, como también de Akira han sido construidos en la realidad y destacadas compañías con Honda o Yamaha han participado o esponsorizado mangas, o colaborado con ellos en sus fantásticos diseños.
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