Tiempo de silencio

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Leo un clásico de la literatura española y luego me pregunto: hasta qué punto es un clásico. ¿Es más clásico que Cela?, ¿menos que Sánchez Ferlosio? Se llama Tiempo de silencio y se me antoja que ese título es más una referencia contextual que intertextual: fue censurada en su época franquista. ¡Shhh!, silencio, hay cosas que no serán dichas.

«Un clásico es un libro que está antes que otros clásicos», dijo Ítalo Calvino hablando de los clásicos universales, pero Tiempo de silencio es bien española, bien de nuestra literatura y nuestras circunstancias políticas en tiempos de Franco. Entonces, a esta altura, ¿es ya un clásico entre los españoles haber leído esta novela de Luis Martín-Santos?

Hay un protagonista: es Pedro, que intenta dedicarse a la investigación científica. Va a experimentar con una cepa de ratones para conseguir algo contra el cáncer. Colabora con él Amador, su ayudante, que lo guía hasta las chabolas madrileñas con el fin de conseguir allí esos pequeños roedores para la investigación. Pedro desciende a ese mundo de los bajos fondos, y por destino o ingenuidad queda allí “atrapado”, implicado. Pero además deambula por las noches madrileñas con su amigo burgués Matías, que sin embargo lo baja también al mundo de los prostíbulos. Cuando Pedro es inculpado de un delito que no cometió, desciende al mundo de la cárcel. Es decir, todo en Pedro es en descenso; caída libre. No hay una clase media ni un profesionalismo ni una ciencia ni un esquema familiar suficientes que lo sustenten. Pedro recupera su libertad, sí, pero paga una culpa que no tuvo con otra muerte ajena.

Tiempo de silencio se me antoja en tres grandes momentos o episodios: el viaje a las chabolas y la vida nocturna y profesional de Pedro, hasta el día del aborto en el que participa porque acuden en su ayuda. Pedro encarcelado porque es considerado responsable de la muerte de la mujer que abortó. Y Pedro ya liberado de la cárcel, y un final injusto y trágico que se cobra la segunda muerte. Tres grandes momentos en una novela que, sin embargo, no se organiza formalmente de ninguna manera. Son párrafos tras párrafos tras párrafos que cada tanto se separan con un espacio en blanco, que cambian de narrador cuando quieren, que utilizan un lenguaje barroco y específico, unas oraciones eternas en disertaciones internas.

Y Pedro que habla de Cervantes y del barrio de Las Letras, de las putas y los alrededores de Antón Martín, de la calle Atocha, sus bares y vidrieras, de la zona de Príncipe Pío y hasta de teatros y de verbenas. Pero, ¡shhh!, silencio. Se escribió en tiempos de silencio y censura.

Por suerte hoy podemos acceder a ediciones restituidas que rescatan lo acallado.

Calificación: Intenso
Tipo de lector: Culto
Tipo de lectura: Culta
Argumento: Una historia de venganza
Personajes: De clase alta, media y baja
¿Dónde puede leerse?: En Madrid